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Tortuga cascabel de Paquimé, Chihuahua

Esta representación de una tortuga está hecha en cobre y es el ejemplo más impresionante de la importante producción de cascabeles que se realizaba en Paquimé. Este sitio arqueológico fue centro político de la cultura Casas Grandes, una de las más notables y complejas del norte de México y suroeste de Estados Unidos, entre los años 1200 y 1400 d.C. La tortuga-cascabel fue elaborada mediante la técnica a la cera perdida, y dado que este proceso requiere la destrucción del molde, no existen dos piezas iguales. Su interior es hueco y la cola del reptil funcionaba como argolla, por lo que se infiere que formaba parte de un pendiente. Las excavaciones en las que se recuperó el cascabel fueron realizadas por el Arqueólogo estadounidense Charles Di Peso entre 1958 y 1961. Actualmente, esta pieza pertenece a la colección Sala Culturas del Norte del Museo Nacional de Antropología.

Gold Bird Pendant, Costa Rica

Giant Armadillo Ocarina

This clay figurine from Costa Rica was captured on June 23, 2015 and 3D scanned at the Carnegie Museum of Natural History. It may date to around 1000 A.D. It was collected by Carnegie Museum of Natural History curator Carl V. Hartman, between 1903 and 1908. Courtesy of the Carnegie Museum of Natural History which is making this model freely downloadable for non-commercial research, educational, or public outreach purposes.

Jaguar Effigy Pot

World Origin: Mesoamerica / Country of Origin: Costa Rica / Item Date: 1000-1500 AD / Medium: Ceramic This object is part of the Cravens Collection owned by University at Buffalo Art Galleries. It was digitized with equipment owned by the University of South Florida as part of the Cravens Virtual Museum Project, directed by Dr. Laura Harrison.

Thot Nebmerutef

Jaguar Staircase Copan

East Court of Copan

Elephas maximus - Elefantes Sagrados

Reino: Animalia
Filo: Chordata
Clase: Mammalia
Orden: Proboscidea
Familia: Elephantidae
Género: Elephas
Especie: Elephas maximus


Elephas maximus maximus | elefante de Sri Lanka


Elephas maximus indicus | Working elephant @ Perfume River, Vietnam | elefante de India


Elephas maximus sumatrensis | elefante de Sumatra


Elephas maximus borneensis | elefante de Borneo

Lama glama - llama

Reino: Animalia Filo: Chordata Clase: Mammalia Orden: Artiodactyla Familia: Camelidae Género: Lama Especie: Lama glama "es el animal de mayores provechos y menores gastos de cuantos se conocen"
(pasar puntero sobre imagenes | move pointer over images)

Threskiornis aethiopicus - Ibis sagrado

Reino: Animalia
Filo: Chordata
Clase: Aves
Orden: Ciconiiformes
Familia: Threskiornithidae
Genero: Threskiornis
Especie: T. aethiopicus


(pasar puntero sobre imagen | mouse over image)
Threskiornis aethiopicus | Ibis sagrado | Egyptian Sacred Ibis

Esta zancuda de regiones cálidas era muy respetada en Egipto porque libraba las riberas del Nilo de numerosos reptiles. El Ibis combate a los reptiles y, a la vez, se encuentra en el origen del basilisco: los egipcios creían que el basilisco nacía de un huevo de Ibis.
La vuelta del Ibis, pájaro migratorio, correspondía con las crecidas fertilizantes del Nilo: el Ibis fue símbolo de prosperidad, como protector de los trabajos campestres. Pero después de la venida del Ibis, de la crecida, llega la sequía. ¿No es ésta sequía producida por algo que nace del huevo del Ibis, la misma sequía producida por la mirada del basilisco? De hecho, los egipcios destruían ritualmente los huevos del Ibis.

El IBIS es un pájaro original de Egipto, un ave de plumaje blanco y negro que se alimenta de los huevos del cocodrilo y vive a las orillas del Nilo.
Simbólicamente representa el poder alado que devora la más burda asociación material y la transforma en energía de vida. Esta circunstancia permitió a los grandes iniciados egipcios adoptar el nombre de Ibis para identificar la figura de THOT, maestro de sabiduría, de las artes y las ciencias, padre de la doctrina hermética y de las palabras sagradas de la escritura jeroglífica.

Se debe a THOT, llamado por los griegos HERMES TRIMEGISTRO, el tres veces grande, la invención de 78 láminas ilustradas con numerosos símbolos y figuras que permiten obtener las claves del conocimiento más remoto y preciso del hombre como entidad mundana y como proyección cósmica.

El ibis fue una de las aves más sagradas para los egipcios, sin embargo debía tener características especiales como el cuello sin plumas y de color negro opaco, las patas grises con matices azulados y el cuerpo blanco, con plumas negro-azul en la cola.

Estaba consagrado a Thot y al morir se le momificaba con todo cuidado y se introducía en cántaros de barro. De todo Egipto llevaban los ibis muertos para colocarlos en los lugares sagrados, como la importante necrópolis de Saqqara y la de Hermópolis, en donde se descubrió un laberinto subterráneo cavado en la roca, a 34 metros de profundidad, en el cual se contaron cuatro mil urnas para los ibis, además de la sala para el embalsamamiento y un altar, en donde se encontraron tres esculturas de madera dorada de dos ibis y un babuino, además de infinidad de estatuillas pequeñas.

Egyptian Ibis, Copenhagen Museum

Pharomachrus - Quetzal

quetzalli "cola larga de plumas brillantes" (náhuatl)
Reino: Animalia
Filo: Chordata
Clase: Aves
Orden: Trogoniformes
Familia: Trogonidae
Género: Pharomachrus

En la voz nahuatl quetzal significa precioso o bello, en otras voces mesoamericanas significa sagrado o erigido.
Los seis especies existentes (y en peligro de extinción) son:


Pharomachrus mocinno | Resplendent Quetzal Male


Pharomachrus mocinno costaricensis | Resplendant Quetzal


Pharomachrus auriceps | Quetzal de cabeza dorada | Golden-headed Quetzal


Pharomachrus antisianus | Quetzal Crestado o de Cola Blanca | Crested Quetzal


Pharomachrus fulgidus | Quetzal Fúlgido o Dorado | White-tipped Quetzal


Pharomachrus pavoninus | Quetzal Pavonino o de Cola Negra | Pavonine Quetzal

(...buscando imagen)
Pharomachrus neoxenus

Dice una leyenda guatemalteca que el quetzal solía cantar hermosamente antes de la conquista española, pero ha quedado callado después, pero cantará otra vez cuando la tierra esté libre de verdad.

Scarabaeus sacer



| Khepry | kheper 'to become' | Sacred Scarab Beetle | Kata Scarab | Escarabajo Sagrado Egipcio | Jepri
Reino: Animalia
Filo: Arthropoda
Subfilo: Hexapoda
Clase: Insecta
Orden: Coleoptera
Suborden: Polyphaga
Infraorden: Scarabaeiformia
Superfamilia: Scarabaeoidea
Familia: Scarabaeidae
Genero: Scarabaeus
Especie: Scarabaeus sacer



El dios Sol, autocreado, símbolo de la vida eterna; era la imagen de la constante transformación de la existencia en la mitología egipcia.

Jepri en la tumba de Ramsés IX
Fue representado como un escarabajo empujando al disco solar por el cielo. También como hombre con cabeza de escarabajo que, a veces, portaba cetro uas y anj.

Jepri se creaba a sí mismo cada mañana, renaciendo como nuevo Sol, por eso fue vinculado con Atum. Como símbolo de la vida eterna, era el Sol de la mañana, una manifestación del dios Ra. Según los Textos de las Pirámides la Tierra era un escupitajo del dios Jepri.

Simboliza el principio de las transformaciones que experimentan los seres vivos, desde que nacen hasta que fallecen, incluso de su renacimiento si superaban las pruebas en la Duat (el Más Allá).

Se le vinculó con Atum, el dios Sol autocreado; también, a veces, como la manifestación de Ra al amanecer.
Su principal santuario estaba en Iunu (Heliópolis), cerca de El Cairo.

El escarabeo, utilizado en los rituales funerarios, fue uno de los amuletos más populares del Antiguo Egipto.


The powerful solar diety, Tumba de Nefertari, Valle de los Reyes Tebas, dinastia 19

http://khepranyoga.com/sitebuilder/images/scan0028-405x360.jpg
The god Nun lifts the solar barque with the new born sun from the waters of creation Papyrys of Anhai, British Museum

Plantas y Animales Sagrados

Como sabemos, los indios de América representaban a sus númenes bajo formas y rasgos de plantas y bestias. Esto indica el grado de sacralización que tenían esos elementos en la sociedad respectiva y el papel que jugaban en la comunidad. Aun de manera literal esos vegetales y animales eran sagrados y revelaban la presencia de la divinidad en el mundo. Se trataba de teofanías, o sea la manifestación de la deidad a través de un ser o cosa cualquiera, en este caso una especie vegetal o animal que encarnaba determinados atributos divinos. Energías mágicas y misteriosas que cada ejemplar de la naturaleza posee en sí y despliega en el espacio, comunicándolas. Por cierto que esta concepción es válida para toda la América precolombina y sólo varían los animales o las plantas que sirven de vehículo a esas energías cósmicas (celestes, terrestres o del inframundo), ya que tal animal puede ser suplantado por este o aquel otro, así como tal o cual bebida ritual puede ser el producto de esta o aquella planta, pues a diferentes formas geográficas y distintos climas y alturas corresponden diversas especies botánicas y zoológicas, aunque debe señalarse que siempre el sentido esencial de los símbolos, los ritos y los mitos permanece idéntico a pesar de presentarse algunas veces de manera múltiple y aun aparentemente disímil.

Existen algunos elementos constantes en toda la extensión de la América precolombina referidos a las especies botánicas y zoológicas. Por un lado tenemos los símbolos, ritos y mitos relacionados con el cultivo del maíz, que como se sabe era un dios para la mentalidad indígena (recuérdese también que para los mayas el hombre del tiempo actual, el hombre de hoy, fue hecho de maíz). De otro, la presencia de tres animales-símbolos que aparecen también en el Viejo Mundo y que suelen acoplarse en un solo complejo. Nos referimos al águila, la serpiente y el jaguar (tigre); a estas constantes nos referiremos posteriormente. El tabaco es otra planta sagrada y ritual utilizada en la totalidad de las culturas americanas. Muchos ejemplos de la sacralidad de la flora y la fauna se encuentran por doquier en la bibliografía de los temas precolombinos y por cierto que esta reverencia del aborigen americano no se debía a una interpretación animista o exclusivamente a un temor supersticioso y menos aún a una devoción de esclavo por aquello que le daba el sustento material, sino a un respeto debido a la sacralidad de la naturaleza como expresión directa del acto creacional del que él mismo era partícipe. Las civilizaciones tradicionales y los pueblos primitivos han tenido una imagen bien diferente de lo que hoy entendemos por el término naturaleza. No se trata de la deificación, en términos modernos, de lo natural; de un 'naturalismo' ni de un 'animismo' que sería su 'lógica' consecuencia. Los pueblos precolombinos como todos los pueblos tradicionales ven en el mundo y en la naturaleza una imagen de Dios, una irrupción perenne de lo infinito en lo finito y en la obra de la creación una constante teofanía.

El hombre arcaico no se siente solo ni aislado en la naturaleza ni pretende ser su propietario. Los animales, las plantas y hasta las piedras, así como los ríos, lagos y lluvias constituyen parte de su ser. Igualmente lo es el firmamento con sus variadas formas y las épocas y ciclos naturales de vida, muerte y resurrección ejemplificados por las estaciones del tiempo y los movimientos de los astros, a saber: la vida misma como un ritual perenne y una interrelación o entrecruzamiento de energías constantes, horizontales y verticales, espaciales y temporales. Razón por la que el mundo entero es un código que puede entenderse y leerse tanto en las configuraciones del cielo como en los símbolos que son las plantas y los animales. Sin duda, el símbolo vegetal más claro es el del árbol, o la planta en general, como representación de las energías cósmicas. Copa, tronco y raíces constituyen sus niveles aéreo, terrestre y subterráneo, equiparables a cielo, tierra e inframundo, como ya lo hemos indicado. Por otra parte, la planta, o el árbol, es un símbolo axial y vertical capaz de conectar estos diferentes niveles o mundos entre sí, y por lo. tanto un medio de comunicación, un vehículo entre cielo y tierra. Pero no sólo la planta es un signo claro y lleno de contenido, también lo es la agricultura, o sea el cultivo de las mismas y las etapas procesuales de su siembra, desarrollo y fructificación, las que también conforman un conjunto de símbolos, de secuencias ligadas a la idea de vida-muerte-resurrección presente en todos los mitos y ritos agrarios. La planta de maíz ocupa en este sentido una situación central puesto que ensamblada en el meollo de las culturas americanas cumple una función esencial en el complejo mundo precolombino ya que es un testigo evidente del reciclaje e interacción constante de las fuerzas cosmogónicas, de las energías descendentes y ascendentes que se concentran en la semilla y se despliegan en la planta y su fruto: la mazorca. En otros términos, podría hablarse de una conjunción de principios o elementos. El agua evidentemente se expresa por las lluvias al igual que el aire por el viento. El fuego presta su calor para que se genere la simiente en la matriz de la tierra. Igualmente en lo vinculado a los estados de la materia a partir del calor del fuego: sólido, líquido y gaseoso. Esta constante rotación y conjunción de opuestos se encuentra siempre presente en una concepción tradicional o arcaica. Por lo tanto el entero mundo y cualquier entorno se halla animado por espíritus invisibles que se expresan mediante símbolos y fenómenos visibles. En ese caso el alimento que se obtiene de la planta es también sagrado y por lo tanto un manjar nutritivo excelso, a tal punto que es fuente de vida para el hombre. Una planta mágica, o Arbol de Vida arquetípico que lo da todo continuamente sin esperar nada, verdadero regalo de los dioses a los humanos, quienes extraen su existencia de este sustento divino. Se comulga con la divinidad cuando se come el maíz y la preparación de los distintos alimentos que con él se fabricaban antiguamente se efectuaba –y aún en algunas partes se efectúa– de modo ritual al igual que las etapas de su siembra y recolección.

La vida entera es para la mentalidad indígena un rito continuo, un show que cuenta entre sus protagonistas al sol, la luna y el séquito de planetas que en movimiento constante producen el día y la noche, las estaciones del año e influyen directamente en la vegetación y en sus cosechas como símbolos de las energías macho-hembra, activo-pasivo, cielo-tierra, lo que lleva a la fecundación prohijada por los dioses intermediarios y atmosféricos: el trueno, el relámpago y el rayo. Sus ritos, mitos y símbolos son, pues, emulaciones de esta danza que bailan los dioses, cuya expresión en el plano de la tierra es el despliegue espacial de lo manifestado. Las perpetuas demostraciones de la fertilidad y generación de la naturaleza son un constante asombro para el indio tradicional que reverencia en ellas la presencia de la sacralidad en cuya familiaridad vive de uno u otro modo sumergido. Sin embargo cada una de estas plantas significa una energía mágica y específica y desde ese punto de vista cumple una función diferente a las otras, es utilizada para distintos usos, porta su propio mensaje y es parte integral de la vida del hombre.

No hay en la mentalidad indígena un límite preciso entre el individuo y la naturaleza (tampoco entre lo natural y lo sobrenatural) en razón de la anteriormente enunciada interrelación e interdependencia de todas las cosas (entre ellas también dioses y hombres), realidad evidente y rasgo común a todos los pueblos y hombres tradicionales, los cuales no ponen énfasis en la individualidad de sus concepciones o personas sino en la universalidad del conjunto del que son parte constituyente, y viven en el perpetuo asombro del devenir y en la certeza de la trascendencia de un Gran Espíritu que se manifiesta por la totalidad de la naturaleza como imagen y expresión de lo sobrenatural.

Con respecto al símbolo animal diremos que éste es utilizado en todas las culturas y civilizaciones tradicionales conocidas, muertas o vivas. Para el propio Occidente el Zodíaco está compuesto de varios signos animales al igual que los calendarios mesoamericanos. En el Cristianismo la asimilación de Jesús al pez, al cordero, al pelícano, etc. es frecuente. En forma invertida hay animales que son tabú en el sentido más estricto de este término y consecuentemente está prohibida la ingestión de sus carnes. Ejemplo de esto es el cerdo para las tradiciones judía e islámica.

Tampoco es extraña a las tradiciones indígenas la idea de que formamos parte de un animal gigantesco que abarca la totalidad de las cosas, tal cual Itzám-Ná, dios de la mitología cosmogónica Maya, según ya lo hemos expresado. En otras culturas americanas se repite esta imagen. También que los animales representan una energía llamada 'dueño' –o señor– de los animales.

Los animales-símbolos se refieren a determinadas energías cósmicas. Para la simbólica precolombina este es el caso del complejo águila-serpiente-jaguar, y su integración en determinadas concepciones como la serpiente emplumada (dragones con alas y tigres, o leones alados, son frecuentes en varias tradiciones). Podríamos decir que en una cosmovisión como la indígena estas energías se interrelacionaban promoviendo el equilibrio armónico del mundo a través del desequilibrio y la desarmonía de las partes, o fuerzas.3 El equilibrio de energías debía, a toda costa, establecerse a como diera lugar, aunque fuese por medio de la guerra. Eso explica las órdenes de caballeros águilas y jaguares o halcones y pumas en México y Perú, y las batallas rituales que llevaban a cabo (la 'guerra florida' mesoamericana), pues ellas eran símbolos de las fuerzas cósmicas en continua interacción y por lo tanto en constante oposición y fricción. En términos generales el águila representa las posibilidades de lo aéreo y celeste; la serpiente al elemento intermediario o tierra (aunque hay que remarcar la existencia de una serpiente celeste); el jaguar es asimilado invariablemente a las energías bestiales, al punto de hacer de él un dios del inframundo. Sin embargo la piel del jaguar es igualmente el firmamento y sus manchas son las estrellas, las que a su vez son los ojos de los animales invisibles de la noche. Igualmente en la piel de la serpiente mesoamericana están inscriptos todos los secretos cosmogónicos (como en el caparazón de la tortuga, para los chinos) y por lo tanto es un símbolo sagrado evidente. Esta interrelación entre animales terrestres, del inframundo, y bestias celestes es clara en las tradiciones americanas y parece como normal y establecida. Eso se debe a que para los precolombinos los dioses del cielo y los del inframundo son los mismos, pero invertidos, y descienden y ascienden por un idéntico eje vertical. Los hindúes pensaban de igual modo puesto que los asura, no son sino devas 'caídos'. En igual sentido se expresan las angeologías judaica, cristiana e islámica.

Para los Aztecas la diosa Xochiquetzal, encarnación del amor, la vegetación, las flores y la fecundidad, habitaba en el noveno cielo, el Tamoanchan o paraíso mítico. Era la esposa o contraparte femenina de Tlaloc, dios de las aguas. Como lluvia descendía a lo más hondo de la tierra, a la descomposición y transformación que caracteriza al país de los muertos, mundo subterráneo donde reina Tezcatlipoca, el cual la rapta, para liberarla luego restituyéndola a su morada celeste.

Es, pues, una diosa descendente-ascendente, a la que también le toca representar el papel gestor de la fecundación de la tierra por las aguas y la del constante reciclaje de la vida simbolizada por la regeneración de la naturaleza patentizada también en todos los ritos agrarios.4

Esta relación entre cielo-tierra, tierra-cielo, se establece por intermedio del aire, la lluvia y otras deidades atmosféricas y de la tormenta (trueno, rayo, relámpago) directamente ligadas a ellos. Debe señalarse al viento como transformador y emisario de la resurrección vegetal. Pero de ninguna manera son sólo eso las deidades correspondientes al viento. El aire también transporta el sonido e igualmente el polen y las semillas de las plantas. Pero por sobre todo es el símbolo del espíritu, el aliento, o el soplo vital, e inclusive de la palabra, y en este sentido debe recordarse al verbo como vehículo creacional y generativo, presente en numerosas tradiciones universales y también mencionado en varias de la América Antigua, especialmente cuando se comprende que ese verbo no es otra cosa que el logos griego. En todo caso, el viento como gestor de la fertilidad de la tierra interviene perennemente en el acto creacional, precediendo a las lluvias que son su consecuencia.

Entre los animales sagrados indoamericanos deben destacarse especialmente las aves por su contenido mítico y ritual. En efecto, las representaciones de aves simbólicas y en particular la utilización de sus plumas tanto en tocados corno en otras manifestaciones de la vida cultural, se encuentran extendidas en toda la superficie del continente. Es conocida la importancia de las plumas de águila entre los indígenas de Norteamérica y México, y las de los lujosos animales tropicales en Centroamérica, el Caribe y la Amazonia. Esta presencia e importancia de la pluma es notoria en el sur del continente, y se le suele asociar con la belleza, a la par que con el arrojo de las actividades guerreras, e ideas de vuelo y pensamientos imaginativos o sublimes, lo que es claro en el ejemplo de la flecha. Debe decirse aquí que esta arma no está vista sólo como artefacto apto para la caza o la batalla –actividades que son sagradas para un pueblo tradicional y arcaico– sino como símbolo intermediario o mensajero entre tierra y cielo, función expresamente atribuida a las aves y pájaros en general, y por extensión a todas las plumas, como las que dan direccionalidad al vuelo de las flechas. Para la mentalidad precolombina estas últimas son capaces de fecundar la tierra, por lo que las gotas de lluvia que el viento promueve son asimiladas física y metafísicamente, como en otros pueblos, al semen celeste.

Por otra parte, la simbología zoomorfa es fundamental para la mentalidad indígena que ve en los animales vehículos o intermediarios entre el hombre y el espíritu y por lo tanto vínculos entre el ser humano y la deidad, a los cuales pueden dirigirse súplicas por su propio carácter. Inversamente los númenes se expresan por su mediación y ellos son portadores de mensajes, los que se reciben en visión o en la simple vigilia. Los animales guardan en su intimidad algo de la pureza del que los creó y en ese sentido se encuentran cerca de Él, y el hombre puede aprovechar su energía para establecer relaciones a su través con aquél que ellos inversamente representan, ya que ellos son sus mensajeros y en sentido doble su función mediadora. Esto da lugar a una afinidad hombre-animal-dios, a tal punto que estos animales se identifican, por un lado, con ciertos aspectos de lo divino, y por otro con características humanas, a tal punto que los mismos indios consideran en sus tradiciones la existencia de un 'doble' o 'alter ego' animal: el nahual.

El Maíz
"Cuando no había aún cielo ni tierra; cuando el mundo estaba oculto, cuando no habla cielo ni tierra, el jade precioso de tres puntas, el maíz, nació de la gracia... Entonces ocurrió el nacimiento de la primera piedra preciosa, el jade de la gracia, el maíz... Allí estaban sus cabellos: su divinidad le llegó al aparecer..." (Chilam Balam de Chumayel).

El maíz es una conjunción de lluvia y fuego, de energías ascendentes y descendentes que al equilibrarse producen la planta y su fruto, la vida y el alimento. En ese sentido, el maíz –como el cactus, como el árbol en general, según lo llevamos dicho– es igualmente un símbolo de la verticalidad del eje que une a cielo y tierra y por lo tanto se identifica asimismo con el hombre en cuanto éste es un signo de esta mediación y surge como resultado de la conjunctio oppositorum de dos energías cósmicas que porta en sí mismo.

Esta visión, y la domesticación consiguiente de la planta por el indio a la que cultiva desarrollando en ella una serie de potencialidades que estaban implícitas en su ser, es signo de la coparticipación hombre-naturaleza, complementación obtenida por medio de la inteligencia y el esfuerzo conscientes, propios del ser humano, que así se diferencia de las otras especies y cumple un papel intermediario en la creación, aunque esta función en el caso que nos ocupa –el paso de una comunidad de recolectores-cazadores a la pre-agricultura y de ésta a la agricultura o cultura del agro– no se puede llevar a cabo e imponer en vastas áreas que corresponden a pueblos diferentes sin que transcurra un largo número de años y asimismo una serie de dificultosas pruebas y trabajos. Es enorme la cantidad de conocimientos, relaciones y fatigas que deben conjugarse para que esto sea posible. Sin embargo una vez obtenido el logro, éste es tan increíble y maravilloso que adquiere por sí (y secundariamente por su uso y aplicaciones) categoría sagrada o divina. Ello se debe en última instancia a que en todos los mitos americanos del maíz éste aparece como entregado por los dioses a los hombres, lo que equivale a decir que les fue revelado en alguna noche de su tiempo mítico, manteniendo la vida de estos hombres receptores y generadores del maíz puesto que eran ellos los que lo sembraban y cultivaban físicamente, aunque su inspiración fuese divina.

Eso sin considerar lo que la cultura del agro (ordenamiento del caos de la tierra), tan arduamente conseguida, promueve. Es decir, sus proyecciones generativas, o lo que crea de nuevo en la vida humana y sus manifestaciones culturales y sociales, lo cual se traduce necesariamente en términos históricos.

En una concepción mágico-religiosa como la indígena donde la vida es constantemente actual y los seres que participan en ella están siempre interesados en el presente, existen elementos y dioses que varían de significado en el correr del tiempo diario, o anual. Todo esto tiene que ver, sin duda, con los ciclos de vegetación que reflejan estos procesos y con los ritos y mitos agrarios que lo representan en forma simbólica. Así se distingue al sol del amanecer del de mediodía y el del ocaso. Lo mismo sucede con las distintas estaciones de la luna en su ciclo y con las aguas de lluvia, las que eran consideradas buenas o malas, maléficas o benéficas, según el mes del año, el día en el mes y la hora en el día en que se producían sus influencias, descargándolas, e igualmente con la energía del viento que se expresa a veces como tormenta y tornado y otras como alegres y perfumadas brisas.

Para los indígenas el tiempo está vivo –como el espacio– y las distintas formas y manifestaciones de la naturaleza, que ellos distinguen y conocen perfectamente, son fenómenos múltiples que reinciden a perpetuidad. Precisamente para ellos el saber está unido a este tipo de experiencias de la sacralidad de la naturaleza que la mentalidad indígena relaciona constantemente entre sí. Es lógico que un sistema tan amplio y complejo, en donde los distintos componentes se alternan de manera casi infinita, constituya un refinado instrumento de percepción. En todo caso el registro de este enorme cúmulo de datos, o más bien de vivencias (que a veces sólo se distinguen por apenas un matiz), y su efectivización ritual cotidiana, daría a los indios americanos un caudal de imágenes y sutilezas de todo tipo (las que han apreciado los investigadores en las lenguas nativas) que, desde luego, no es lo que interesa a los habitantes de nuestras grandes ciudades, adictos a la simplificación, al compromiso televisivo y a la labor productiva agrícola masiva. Por cierto que el pensamiento indígena es cualitativo y no cuantitativo como el de la sociedad en que vivimos. Y precisamente el maíz es desde este punto de vista el símbolo más granado de la cualificación de la naturaleza por medio de la participación activa y directa del hombre. Aunque queremos señalar que el cultivo de la planta no se generó en términos de producción cuantitativos porque esta posibilidad no cabe en una mentalidad de tipo arcaico. La cualidad puede engendrar la cantidad, pero la cantidad, por definición, es limitativa y relativa.

Vemos entonces que el maíz es un tema central en la vida y en la simbólica de las culturas precolombinas. En los tres códices mayas que han sobrevivido, el Dios del maíz, o Dios de la agricultura, aparece noventa y ocho veces según Morley, el cual afirma: "Se le representa siempre como un joven y algunas veces con una mazorca de maíz como ornamento de la cabeza". Queremos destacar aquí esta representación de la juventud perenne del maíz en el sentido de que éste nunca muere; de la inmortalidad de la generación. En los mitos creacionales náhuatl Quetzalcóatl es quien revela a los humanos el secreto y les entrega el maíz después de haberlos creado. Los aztecas llamaban Centéotl a esta deidad del maíz, y en su honor realizaban sus fiestas rituales. Asimismo la adivinación (pensar en el sentido etimológico del término) se efectuaba en América empleando como intermediarios a los granos de maíz, a los que también se utilizaba como medio de conteo para determinados cálculos rituales. Igualmente en Suramérica el maíz fermentado constituía una bebida sagrada: la chicha. Es interesante también observar cómo se planta el maíz, pues cada semilla debe ser introducida en un hoyo que se abre –y luego se cierra– para ello, y no se siembra como otros cereales al 'boleo'. Los antillanos consideraban a la coa, el instrumento con que abrían la tierra para introducir la semilla, un equivalente del falo humano, muchas veces relacionado con el símbolo de la serpiente. Debe igualmente mencionarse la similitud entre los dientes del maíz y los dientes humanos. Dicho de otra manera: entre lo devorado y el devorador, lo que viene a corroborar de modo definitivo, para una mentalidad analógica, que el maíz es el alimento por excelencia, ligado al hombre por una afinidad evidente también presente en el 'pelo' del maíz, al que se considera como su áurea cabellera. Del mismo modo, creemos que es útil recordar los distintos colores de los diversos tipos de mazorca y su relación con los colores cosmogónicos de cada cultura indígena. Para los Mayas, la semilla es introducida por el hombre y luego trabajada por los nueve señores del inframundo, a los que se agregan los trece de 'arriba', que le dan vigor a la planta de maíz, por intermedio de las lluvias para que éste pueda ascender a la superficie de la tierra.

En este sentido, los mitos, ritos y símbolos relacionados con la agricultura en general –y en este caso con el maíz en especial– configuran una imagen de los pasos del proceso iniciático (preparación del adepto, descenso a los infiernos, pruebas y muerte y posterior resurrección, crecimiento y fructificación). Esto es así porque ambos procesos participan de la misma creación cósmica, del idéntico modelo universal, válido para toda generación, a la que estos procesos igualmente simbolizan.

Recordemos una vez más que para las culturas precolombinas la vida es mágica y se expresa por la sacralidad de la naturaleza. Magia es advertir y comprender la generación, estudiar el crecimiento de una planta o los movimientos animales del cielo. Y sobre todo la correspondencia de estos ciclos vitales y su complementación produciendo la armonía universal. Los hombres de hoy solemos pensar en el creador como un misterio, (y tal vez algunos de nosotros en el misterio de lo increado), pero a veces olvidamos el perfecto misterio de la creación, de la criatura siempre viva. El maíz es tal vez una de las encarnaciones más evidentes de la energía que produce ese misterio, y era tomado como un prototipo asombroso de la generación, lo que asimismo expresa el grado de conocimiento y la cultura del agro americana.

Para finalizar, anotaremos que los pueblos nómades y recolectores en su marcha son asimilados al tiempo y a su proyección espacial. Su simbolismo es animal, mientras que el de los sedentarios es vegetal, pese a que conservan también los signos animales. Esto se debe al distinto tipo de existencia que ambos llevan y por lo tanto a la forma en que viven el mundo, lo cual está presente en su modo de expresar la cosmogonía. Igualmente las artes que predominan entre los sedentarios son las visuales, ligadas al espacio, lo que resulta nítido en el necesario ejercicio de la arquitectura y la construcción de la ciudad. Las artes del tiempo están más ligadas con la marcha y se expresan poética y musicalmente, como lo muestran los pastores, sus endechas y sus flautas. Los símbolos vegetales están más referidos a la actividad agrícola y por lo tanto a un encuadre espacial. Por el contrario, los animales circulan libremente por el espacio y su constante actividad es un símbolo del movimiento, el cual no es sino la proyección espacial del tiempo –según René Guénon– y de allí su vinculación neta con los calendarios.6 Esta diferenciación tiene importancia en la lectura de los símbolos animales y vegetales y se ha de tener en cuenta también para entender la mentalidad arcaica y tradicional y los valores atribuidos a las bestias y a las plantas en sus cosmogonías; en este caso sólo hemos querido señalar algunos ejemplos referidos a la riquísima Tradición Precolombina, objeto de este estudio.


1 En cuanto a otras plantas cuyo carácter es fundamentalmente sagrado, como el ya mencionado tabaco, las especies alucinógenas (peyótl, hongos, ayahuasca, coca, datura, etc.) y ciertas bebidas fermentadas derivadas de vegetales e ingeridas de manera ritual y tradicional (pulque, chicha, etc.) constituyen un grupo específico que debe ser diferenciado del resto de las especies tanto alimenticias como medicinales, aunque todo el mundo vegetal fuera partícipe de la sacralidad de la naturaleza.
2 Ya Humboldt comparó a los calendarios mesoamericanos, incluso al de los indios muiscas de Colombia con los de distintas tradiciones (del Tíbet, de la Tartaria, el Egipcio, el Caldeo y el Griego) encontrando en ellos idénticos conceptos acerca de sus cosmogonías y su visión espacio-temporal y mágico-religiosa, aunque revestidos de distintas formas zoológicas e incluso con diferentes computaciones astronómicas como base de sus cálculos, pero coincidiendo y correspondiéndose en la concepción general.
3 Igualmente toda combinación de estas bestias antes nombradas entre sí, y otras, y la incorporación del ser humano en estas fusiones zoológicas (tan caras a griegos y romanos herederos de los egipcios, y presentes de modo universal en la cultura de todos los pueblos, desde las llamadas altas civilizaciones hasta ciertas tribus 'primitivas' existentes en la actualidad) son muestras de esta actitud.
4 Un ejemplo de este reciclaje cielo-tierra, tierra-cielo, o sea la perpetua relación entre los dioses descendentes y ascendentes, puede advertirse en los motivos de aves y peces en la cerámica y tejidos de las culturas peruanas de la costa y en muchos de ellos la metamorfosis de unos en otros. En este caso específico es clara la interdependencia de la vida de aves y peces pues estos últimos viven del guano (desperdicios) de aquéllas, y éstas de la ingestión de los peces.
5 Nos preguntamos por qué Ehécatl o Hurakán van a ser sólo deidades del viento en el sentido naturalista y meramente físico o fenoménico de la palabra, cuando por otra parte se sabe de otras muchísimas manifestaciones y funciones de esos númenes. Para los hebreos, el término Ruah (o sea, el espíritu, del latín spiritus), se puede traducir literalmente como viento. Y esta energía o atributo divino se halla en toda la creación como un principio del cual derivan Neshamah y Nefesh: respectivamente el aliento y el ánima vital. El término maya ik puede ser traducido como espíritu, vida, aliento y también viento.
6 Etimológicamente zodíaco significa 'rueda de la vida'. Sin embargo hay otras versiones que le atribuyen derivar de zoo = animal. Una y otra no se excluyen mutuamente.

VA ● Danza Del Venado


Pleiadian Records PLE1CD002
http://pleiadian.psyproductions.com/
Style: Dark Psy Trance
Released.date: 12.07.2008
EAC 0.95 beta 3/Lame 3.97-V 2--vbr-new/ VBRkbps/44.1kHz/Joint-Stereo/ CUE/68:14/ 92,5 MB

Pleiadian Records strikes again after a successful release of VA -'Tetakawi Tales' and this... time presenting another demented track list that will twist brains worldwide. The Sonoran based label has carefully handpicked ten unreleased tracks to please the most demanding headstrong psychedelic thrill seekers out there. This is a must get compilation for all you psychoactive navigators and dancers who enjoy complete mind-bending music stimulation.

1. Matutero - Happens all the time
2. Kuru Ruku - Hell bells 2007
3. Datakult ft. Dj Ehm - Valis
4. Stranger - Equador Conection
5. Kashyyyk - Lusid
6. Audiopathik - Sick music 4 sick people
7. Master Pain - Music is your own experience
8. Darkaholic - 4 Pleiadian
9. Xikwry Neyrra - Atomic rearrangement
10. Zik - Hysteric Zone

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Totem




Es un objeto, ser o animal sobrenatural, que en las mitologías de algunas culturas se toma como emblema de la tribu o del individuo; éste puede incluir una diversidad de atributos y significados.

Según algunas tradiciones Indias y druídicas las almas transmigran del estado mineral, al vegetal, al animal, al humano y al angelical según su estado de evolución. Por otro lado las personalidades fruto de una vida, se pierden en el olvido al morir.

Según ellos algunas encarnaciones nos marcaron más o nos identificamos más dejando una fuerte imprenta en nuestro interior. En este sentido podemos identificarnos con ciertos animales más que con otros. Cada animal, o mejor dicho su característica predominante pueden ser joyas de nuestro interior o aspectos a desarrollar en el presente.

¿Qué interés podemos tener en saber nuestro tótem?: Básicamente para conocernos mejor y entender ciertas tendencias innatas en nosotros.

¿Cómo podemos saber que animal es nuestro tótem?: Observándonos o haciendo que los demás nos observen y nos digan que animal les resuena en su interior cuando nos miran. Existen también técnicas de meditación para descubrirlos.

¿Puede ayudar el conocer nuestro tótem para comunicarnos con nuestra Alma y mejorar en nuestro crecimiento interior?: Hasta cierto punto sí. Es una herramienta que bien usada es provechosa. Hasta cierto punto no si nos centramos únicamente en el pasado y olvidamos que lo que nos toca vivir ahora es nuestra vida presente.

Adjunto un listado de animales y características para ayudar a comprender el sentido del Tótem mejor:

* Abeja: laboriosidad, castidad.
* Águila: poder, regeneración, intelecto.
* Alce: fuerza y agilidad, longevidad, constancia y voluntad.
* Antílope: acción, agilidad y sacrificio.
* Araña: creatividad, paciencia.
* Ardilla: planeación, reunión.
* Armadillo: seguridad, límites, campo de la medicina. totem2
* Araña: engaño, trampa.
* Asno: simplicidad y estupidez.
* Aves: alma humana.
* Ballena: sabiduría, provisión, la creación.
* Búfalo: vida, abundancia, lo sagrado
* Búho: prudencia, sabiduría.
* Caballo de mar: confianza, gracia, fidelidad y elegancia.
* Caballo: fuerza y vitalidad.
* Castor: constructor, protector.
* Ciervo: amabilidad, cuidado, gentileza y fragilidad.
* Cisne: pureza y narcisismo.
* Cerdo: avaricia, gula, voracidad.
* Colibrí: mensajero, eternidad.
* Conejo: miedo, timidez, nerviosismo, humildad y duda.
* Cordero: inocencia, inofensividad.
* Coyote: el charlatán, pillaje.
* Cuervo: introspección, engaño, cambio.
* Dragón: longevidad, infinidad, sabiduría.
* Delfín: amabilidad y energía de juego.
* Elefante: templanza, fuerza, mansedumbre.
* Escorpión: envidia, odio, destrucción.
* Elefante , simbolo de la fuerza, la vejez , la tranquilidad , la soledad y la suerte.
* Gato: Independencia, libertad.
* Grulla: soledad e independencia.
* Halcón: mensajero, intuición, discernimiento.
* Hormiga: mente grupal, paciencia, acción.
* Jabalí: libertad, fortaleza.
* Lagarto: conservación, búsqueda de la luz.
* León: valentía, liderazgo, temperamento colérico.
* Libélula: ilusión, volatilidad.
* Lince: guardián de los secretos, guardián y guía.
* Lobo: ferocidad, astucia y codicia.
* Mariposa: metamorfosis y transformación.
* Mosca: pensamiento volátil e insulso.
* Murciélago: noche, oscuridad, dispersión mental.
* Nutria: jugueteo, pronosticación, medicina de mujer.
* Oso: poder y dirección.
* Papagayo: hablar vano e insulso.
* Pavo real: inmortalidad, resurrección.
* Perro: noble, leal, enseñanza.
* Perezoso: distracción, estrategia, engaño.
* Pelícano: sacrificio total.
* Rana: energía del agua y emocional, transformación.
* Ratón: escrutinio, orden, picaresca.
* Serpiente: astucia, manipulación, renacimiento.
* Toro: fuerza, potencia.
* Tiburón: cacería, supervivencia, competitividad.
* Tortuga: protector, energía madre.
* Zorro: astucia, agilidad, ingenio.

En el totemismo, se entiende también como el principio u origen de un determinado grupo humano, que se cree descendiente de ese tótem, animal, vegetal u objeto inanimado. Asociados asimismo, a las religiones shamanísticas.
Un tótem con un ka-juk, un águila y lobo.

Generalmente se localizan cercanos a, o en la costa del océano Pacífico de Norteamérica (Estados Unidos y Canadá). Muchos fueron creados por tribus nativas como los Objiwa.

Por las características duraderas a la intemperie, generalmente han sido hechos de la madera del árbol del cedro.

En la cúspide, muchos de éstos muestran uno, dos o tres personajes que declaran el rango o "status" del jefe de la localidad.

Representaciones de animales son parte importante de, básicamente, cada escultura. Las virtudes de los animales, como parte de las creencias nativas y del totemismo, son incluidas.

Entre algunas tribus indígenas y naciones nativas de norteamérica las cualidades de los animales reflejan ó reflejaban fuerzas sobrenaturales y atribuciones espirituales. Entre algunos de los animales reconocidos está el oso, el halcón, el pez, el bisonte o búfalo, y el tejón. Estos eran animales de gran importancia.

♪ Marakame Digital ● La Danza del Venado Azul


1. Conciencia = Amor
2. No para siempre en la tierra
3. La danza del venado azul
4. Yoreme

1. Conciencia = amor: la conciencia es el compartir el conocimiento, el entender todo lo que hay y existe en la ”realidad”, el amor es igual a la conciencia, no es solo una cosa terrenal o solo estricto en un plano material, es entender al otro, el amor consciente es el amor a todos y a todo, sin importar las apariencias, es ver todo sin los ojos físicos.

2. No para siempre en la tierra: Inspirado en el poema de Nezahualcoyotl, se trata de entender el tiempo que nos toca y el plano material en el que estamos, somos seres temporal. El ser humano se siente invencible, dueño de todo, cuando solo es una pequeña partícula insignificante dentro de la grandeza del universo.

3. La danza del venado azul : inspirado en la danza del venado azul el hermano mayor, el guía a la tierra sagrada Wirikuta, es una de las danzas rituales dedicadas a Kayaumari, quien cuida a los peyoteros en los mas de 500 kilómetros de peregrinación desde Jalisco hasta San Luis Potosi, también es quien da permiso para entrar a la tierra sagrada y es a quien se le dan ofrendas para poder entrar sin problemas a Wirikuta.

4. Yoreme: “el que respeta la tradición” es el nombre que se dan los indígenas Mayo de Sinaloa y sur de Sonora, gente que resiste su cultura, a pesar de estar envueltos ya por el sistema capitalista que trata de desaparecer la cultura y tradición de todos los pueblos indígenas, los Mayo o Yoreme son un pueblo que mantiene sus danzas tradición, como la danza del venado, que mucho se diferencia de las danza del venado mostrada por ballet folclórico, que solo utilizan la cultura tradicional sin aportar nada a los creadores legítimos de las danzas: los pueblos originarios de esta tierra.

Descarga: sendspace
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